La felicidad puede estar dónde menos te la esperas. Por ejemplo, en un bote de cristal en forma de salsa de tomate. Eso es lo que intentan en Juan Ranas, una marca que hace alquimia con tomates, cebolla, ajo y aceite de oliva virgen extra para devolvernos a esos sabores de la infancia que cada vez es más difícil encontrar en las conservas y tetra briks del supermercado. Hablamos con Manuel del Castillo, propietario, para que nos dé las claves de una buena salsa de tomate.
(Foto: Pixabay)
Lo primero, los tomates. Aunque parezca de perogrullo, en Juan Ranas utilizan solo tomates de buena calidad y de su propio huerto. “Tenemos un restaurante en Granada desde hace 16 años y, en un momento dado, nos decidimos a hacernos con un huerto para cultivar nuestras propias verduras. De ahí sale el proyecto: cultivamos tantos tomates, que, finalmente, hicimos conserva con ellos”, explica Del Castillo. “A diferencia de los tomates actuales, que parecen de plástico y no huelen y saben a nada, encontramos unas semillas de una variedad buenísima”, añade.
Nada de pasta de tomate ni de concentrado. En Juan Ranas, solo emplean tomates, ni utilizan concentrado ni pasta. “La pasta de tomate se hace a partir de excedente comprado cuando resulta más barato. De ahí se puede tirar para hacer la salsa pero el resultado, claro está, no es el mismo”.
Un proceso artesanal. Manuel del Castillo destaca que cada tomate se selecciona a mano y que lo mismo ocurre con las cebollas y los ajos que intervienen en el proceso. De igual manera, el aceite de oliva virgen extra es, además, biodinámico.
Nada de conservantes. ¿Por qué utilizar sustancias químicas cuando se pueden hacer conservas empleando la técnica de al baño maría? “Nuestras conservas aguantan entre tres y cinco años y esta técnica respeta al máximo el sabor de los ingredientes empleados y, además, resultan más saludables por esa carencia de añadidos.
(Foto: Juan Ranas)
Ni rastro de azúcar. Aunque en el pasado sí que lo utilizaron, han optado por sustituirlo por un sirope de origen vegetal. “El azúcar añadido no es un ingrediente saludable, así que decidimos cambiarlo por otra sustancia que no afectara al sabor”.
Un sabor equilibrado. La salsa de tomate Juan Ranas sí que tiene aroma, a diferencia de otras, y posee un sabor equilibrado, “en un punto medio entre dulce y ácido”, describe Del Castillo.
Y una textura diferente. La salsa de tomate Juan Ranas tiene una textura más suave de lo habitual. “Al final, lo que sucede con nuestra receta es que recuerda a la que hacían las abuelas en casa”. Amén a eso.
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